domingo, 20 de junio de 2010

DEXTER GORDON, EL JAZZ QUE SE VE

El jazz no se escucha, pero se ve. No es preciso que Dexter Gordon coloque los labios sobre la boquilla de su saxo para que su música inunde la sala con la cadencia y la elegancia con la que se eleva el humo de su cigarrillo dibujando en el espacio las notas desordenadas de su partitura interior, esa que no necesita de ligaduras, ni síncopas, ni claves imposibles, esas notas infinitas que salen del alma y le dejan a uno vacío por dentro y melancólico por fuera, ajeno a cualquier atisbo de vida que se produzca a su alrededor, con la mirada perdida entre luces y sombras, suplicando que uno de sus compañeros dé la entrada de una nueva pieza para sumergirse de nuevo en su universo material y sufrir esa metamorfosis brutal que tiene lugar cuando el jazz que se ve, se transforma en el jazz que se escucha.

1 comentario:

  1. Termino de descubrir este espacio (ya he dejado un comentario en otro texto) y me declaro seguidor y fans de este lugar. El jazz. Esa es la música que me gusta, es un sentimiento que germina cuando escucho a Dexter Gordon al fabuloso Chet Baker o a cualquier otro maestro de este tipo de música que pone los pelos de punta.
    Un placer haber dado con este puerto en alta mar.

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