miércoles, 30 de junio de 2010

GOBERNAR LO INGOBERNABLE

Quién gobierna lo ingobernable, las mareas bajas o la pleamar, los instintos carnales o el hambre más voraz, quién maneja los hilos de nuestra voluntad para reconducirla por amplias e iluminadas avenidas en vez de por estrechos y oscuros callejones. Los ojos, espejo del alma o el alma, reflejo de los ojos, recuerdo miradas tenebrosas, huidizas, altivas, prepotentes, dolorosas, infantiles, piadosas, humillantes y humilladas, desconcertantes y tranquilizadoras, fijas, penetrantes o lascivas. Todas las he intentado esquivar como el malhechor que huye de la cámara de seguridad, atenta a sus fechorías. No poseo en mi haber fechorías de las que arrepentirme, pero no me siento cómodo con unos ojos clavados sobre mi persona. Prefiero ser observador de la realidad, pasar inadvertido ante el resto de la gente, escurrirme entre la multitud como alma volátil que fluye en el éter, gobernar mi soledad y mi compañía, mi llanto y mi sonrisa, mi ayuno y mi apetito, mi esfuerzo y mi apatía, mi atracción y mi rechazo. Sin embargo, quién, caminando por esta vieja calle del Raval de Barcelona sería capaz de seguir mirando al frente y no clavar su mirada en semejante sitio de la foto. Gobernar lo ingobernable es imposible, yo tambien se lo he mirado.


viernes, 25 de junio de 2010

TENÍA QUE HUIR

Tenía que huir y lo hice. Dicen que una huída a tiempo supone una victoria, pero la mía tenía un sabor bien distinto. Aún así, no me sentía perdedor de ninguna batalla, lo que estaba a punto de hacer era alargarla en el tiempo, cambiar su escenario, en vez del enfrentamiento cuerpo a cuerpo, pasaría a las trincheras de la retaguardia. Un día, otro y otro más, hasta que se cerrasen las heridas de un alma atormentada por la indiferencia emocional, sería costoso, pero no me quedaba otra alternativa. Tenía que huir y lo hice.
Nunca me escondí y ni le dí la espalda a mi huída, avancé agazapado pero con la frente bien alta, con mi voz callada pero haciendo sonar mis palabras, oculto entre la multitud pero presente en la intimidad.
La huída a veces es larga, sigo huyendo día a día por oscuros callejones y alargadas avenidas con la certeza y el convencimiento de que cada paso supone una nueva victoria, de que cada territorio conquistado supone un nuevo estandarte en mi camino.
Cuenta la leyenda que por un momento me rendí, que dejé sin más de huir, que corrí despavorido, que me escondí de la sociedad en una apartada morada en la que los días se juntaban con las noches y las noches con los días, pero no es verdad, jamás dejé de huir, ni lo haré mientras me queden motivos suficientes para seguir manteniendo viva mi batalla porque el que huye hacia la felicidad podrá perder cien batallas pero con toda seguridad saldrá victorioso el día de la batalla final.





Con melodías como esta compuesta e interpretada por Omar Faruk Tekbilek, consigo ganar las pequeñas batallas con las que me desfía la vida.

jueves, 24 de junio de 2010

LISBOA



Lisboa era brisa de Alfama y de mar,
mar como lanzada de sal sin secar.
Lisboa era el mundo, Lisboa era luz
Lisboa era mía, Lisboa eras tú.

Lisboa era un puerto donde yo atraqué,
Lisboa era un sueño dentro del cuartel
que tus labios dulces supieron romper
Lisboa te amaba, como yo te amé.

Derramando besos llegué hasta el final,
donde las palabras no quieren hablar.
Me serví otro trago, y otro trago más:
Lisboa era el paso hacia la eternidad.

Lisboa pedía el poema mejor,
la mirada más tierna, flores, la voz,
la sangre más joven de mi corazón
Lisboa era el tiempo, Lisboa era yo.

Lisboa de barcos, turquesa y hollín;
Lisboa y tu pecho, Lisboa y carmín.
Lisboa era un verso, Lisboa era el sol
Lisboa no tenía herida y lloró.

Lisboa fue lluvia, tabaco, y canción
Liboa fue como un desgarro de ron
que prendió en la almohada cuando amaneció
Lisboa gritaba cuando dije adiós.

Lisboa me grita diez años después
la voz más amarga, más dura que ayer.
Lisboa me cuenta que te abandoné
y Lisboa te ama como yo te amé.

Letra y música: Gabriel Sopeña

Canta: Loquillo

miércoles, 23 de junio de 2010

LA SEGUIRIYA DE JESÚS MÉNDEZ

El hombre yace derrotado al borde mismo de la silla, el alma presa en sus puños apretados, sintiendo el dolor de las uñas clavadas en la palma de su mano. Los brazos, cuelgan inertes desde unos hombros caídos, al igual que sus ojos, clavados al suelo, como si el peso de la pena que soporta fuese lo mismito que una losa sobre lo que era un cuerpo fornido y gallardo. Su traje gris marengo, impoluto y planchado hace apenas un instante con la soleá o la malagueña, parece ahora arrugado y encogido, al igual que su corbata negra con lunares blancos, perfectamente anudada en los cantes de levante, en las alegrías o en La Salvaora, aparenta lucir desanudada por debajo de la nuez.
La guitarra, compañera y amiga, juega con punteos imposibles que nos transportan en leves segundos a otro estado terrenal, ése donde habitan los duendes del flamenco, como queriendo hacer olvidar la pena negra que corroe las entrañas de su cantaor, que no es capaz de abstraerse de su pesadumbre y comienza a entonar las notas de una seguiriya tan desgarradora y dramática que logra que todo el que la escucha, se apiade al momento de su malfario y se compadezca del tormento y la amargura que le acompañan “hasta en el andar” como si fueran las de uno mismo.
Es sólo al final de la pieza, cuando por fin parece expulsar de sus adentros toda esa desgracia y esa angustia que le tenían atormentado porque “ tó los pasos que palante daba, le venían para atrás”. Tras otro paseo genial de la mano de la sonanta , el cantaor jerezano, levanta los ojos del suelo para clavarlos ahora sí en el horizonte de la sala y con sus manos ya abiertas, tensadas y levemente proyectadas al cielo, con una rabia poderosa y contenida, se deshace de su tortura lánzandola con un último quejío hacia el infinito y a su vez liberando a un público que con el corazón acongojado por el cante de Jesús Méndez y un nudo en la garganta por sus desdichas, rompe en aplausos hacia un cantaor roto de arte y compás, que se retira de espaldas al público para colocarse tras su silla y agradecer la majestuosa interpretación de su guitarrista Manuel Valencia.


domingo, 20 de junio de 2010

DEXTER GORDON, EL JAZZ QUE SE VE

El jazz no se escucha, pero se ve. No es preciso que Dexter Gordon coloque los labios sobre la boquilla de su saxo para que su música inunde la sala con la cadencia y la elegancia con la que se eleva el humo de su cigarrillo dibujando en el espacio las notas desordenadas de su partitura interior, esa que no necesita de ligaduras, ni síncopas, ni claves imposibles, esas notas infinitas que salen del alma y le dejan a uno vacío por dentro y melancólico por fuera, ajeno a cualquier atisbo de vida que se produzca a su alrededor, con la mirada perdida entre luces y sombras, suplicando que uno de sus compañeros dé la entrada de una nueva pieza para sumergirse de nuevo en su universo material y sufrir esa metamorfosis brutal que tiene lugar cuando el jazz que se ve, se transforma en el jazz que se escucha.

jueves, 17 de junio de 2010

YO TAMBIÉN ERA FELIZ

Debería tener calor, pero tengo frío. Hoy ha vuelto a ser un despacible día y van... me he mojado, me he resfriado, me he agobiado y demás verbos acabados en "ado" pero sobre todo tengo frío y debería de tener calor y además estoy de mala leche.
Tengo en la mano mi recién estrenado móvil de penúltima generación con conexión a internet sin el cual no podría vivir, acabo de llegar a mi confortable apartamento con piscina y zona verde cuya propiedad comparto con una conocida caja de ahorros, enciendo mi ordenador y pongo a cargar el Itouch táctil de 36GB en el que almaceno la mayoría de mi música. No echo en falta casi nada material en esta vida, ni siquiera el dinero, pero hoy me han dado una noticia que, aunque esperada, no me había planteado su inmediated. Tengo que cambiar de coche. Mi auto, tiene catorce añitos ya, y aunque en el concesionario, el vendedor me dijo: "Te llevas un coche para toda la vida"pues va a ser que no, no me va a durar toda la vida el artilugio con ruedas o también puede ser que el señor vendedor calculase que mi persona no iba a durar tantos años viva como para quedarse sin coche a tan "corta" edad.
El caso es que tendré que cambiar de coche en un corto periodo de tiempo, y al ir concienciándome del asunto, a estas horas ya me he autoconvencido, más que nada porque no tengo otra opción, me he acordado de que yo en una época de mi vida no disponía de móvil y quedaba con mis amigas y amigos sin demasiados problemas, no tenía un piso en "copropiedad" y vivía con todas las comodidades en casa de mis padres, no disponía de ordenador ni conexión a interner y mis discos y casettes llenaban estanterías enteras de mi habitación, ni tenía coche pero me movía sin dificultad por mi ciudad sin importarme las distancias y pese a todo también era feliz, no se si más o menos que en estos momentos en los que comprarme un coche me parte el alma y me pone de mala leche, pero sin duda también era feliz.



miércoles, 16 de junio de 2010

50 AÑOS DESPUÉS

Ella había dejado su móvil sobre la cama antes de meterse en la ducha, la última llamada recibida había sido de su novio con quien acababa de discutir, motivo por el cual dejó que la melodía de "Psicosis" con la que su teléfono le avisaba de las llamadas entrantes, sonase hasta el final sin contestar. Antes también le había llamado su jefe, pero tampoco había querido hablar con el. Estaba huyendo, pero en definitiva tampoco había cometido ningún delito... todavía. Lo del dinero, se podía explicar, diciendo que debido a un atasco no había llegado a tiempo de ingresar los 300.000 euros en el banco. Lo de alquilar un descapotable a mitad de camino a la costa, bueno un capricho lo tiene cualquiera, y lo de alojarse en un pequeño y escondido hotel con encanto junto a unos acantilados, pudiera ser una escapada de fin de semana. Hasta el momento no había cometido ningún delito, de lo contrario, el policía que le pidió la documentación mientras echaba una cabezada en la cuneta, la habría detenido, y no fue así, por lo tanto no debía de preocuparse lo más mínimo, y además en su habitación del Hotel Bates se sentía feliz y segura.
Lo único que le preocupaba, era aquel hombre con el que había compartido una agradable velada, vivía solo junto al hotel con su madre enferma, a la que escuchó discutir con su hijo mientras se encontraba paseando por los alrededores y decirle que no quería verla hospedada en su hotel ni un minuto más. Habían hablado de ello durante la cena, pero no le quiso dar demasiada importancia, al fin y al cabo la anciana tendría miedo de que una solitaria y atractiva mujer pudiera arrebatarle a su hijo soltero y dejarla sóla de por vida en aquel recóndito paraje.
Abrió un poco más la llave del agua caliente dejándola caer con fuerza, lanzando el chorro sobre sus hombros y su nuca y sintiendo como el vapor abría todos los poros de su piel a medida que el agua caía por su espalda para deslizarse por sus muslos y perderse entre sus piés camino del sumidero, el jabón resbalaba por su cuerpo y su mente trataba de relajarse cuando de repente, volvió a sonar esa dichosa y escalofriante melodía, levantó la cabeza, abrió los ojos y ya nunca volvió a coger el móvil.


Psicosis, la genial obra cinematográfica dirigida por Alfred Hitchcok en 1960, cumple 50 años.

lunes, 14 de junio de 2010

VUELVO AL SUR


Vuelvo al Sur,
como se vuelve siempre al amor,
vuelvo a vos,
con mi deseo, con mi temor.

Llevo el Sur,
como un destino del corazón,
soy del Sur,
como los aires del bandoneón.
Sueño el Sur,
inmensa luna, cielo al reves,
busco el Sur,
el tiempo abierto, y su después.

Quiero al Sur,
su buena gente, su dignidad,
siento el Sur,
como tu cuerpo en la intimidad.

Te quiero Sur,Sur, te quiero.

Vuelvo al Sur,
como se vuelve siempre al amor,
vuelvo a vos,
con mi deseo, con mi temor.

Quiero al Sur,
su buena gente, su dignidad,
siento el Sur,como tu cuerpo en la intimidad.
Vuelvo al Sur,
llevo el Sur,
te quiero Sur,
te quiero Sur...

Música: Ástor Piazzolla
Letra: Fernando "Pino" Solanas





sábado, 12 de junio de 2010

UN ALMA CORROÍDA

Cuando no pienso, floto en mi propio ser y me deslizo suavemente por la vida sin preocuparme del tiempo, que va pasando lento y cadencioso, como si no hubiese principio ni final, como si se parasen todos los relojes de la vida porque el pensamiento traspasa mi ventana y se disipa al compás de una lluvia que no moja pero que golpea con fuerza el cristal que recubre mi interior, impidiendo por unos instantes que vuelva a poseer de nuevo un alma corroída por el vicio de la música y el alcohol.


viernes, 11 de junio de 2010

¿SE ME ACABÓ LA FUERZA DE MI MANO IZQUIERDA?

Como en la ranchera de José Alfredo Jiménez, a mi también se me acaba poco a poco la fuerza de mi mano izquierda, por culpa de recortes, prohibiciones, leyes, convenios, reformas laborales para malos empresarios, acuerdos, desacuerdos, acordar lo desacordado y desacordar lo acordado, por eso, se me acabó la fuerza y te solté la rienda.

Felipe González y Alfonso Guerra, cuando la política y los gestos servían para algo.

lunes, 7 de junio de 2010

HACIA DÓNDE

Quién soy, qué deseo, hacia dónde voy.
Llegaré a la cima, o la cima seré yo mismo.
Buscaré mis piezas para empezar de nuevo,
o volveré a caer en la trampa de la desidia fatal.
Murmuraré entre dientes mi desdicha.
o cantaré a las estrellas mi añoranza.
Mientras tanto cae la noche y acaba el lunes,
mañana al despertar me preguntaré lo mismo
pero ya quedará menos para la respuesta final.